13 February 2016

La ilusión del niño

Hace días que tengo esta historia en la cabeza y pensé, ¿por que no escribirla en mi blog? 
También pensé en una continuación pero por el momento decido cerrarla aquí.





Cuando lo conocí, el chico solo tenia 21 años. Era ingenuo, vergonzoso y aparentaba ser honesto. Un chico que aun conservaba su niñez interna latente, lleno de ilusiones, deseos e ideas, con aquel cuento de hadas donde el primer beso fuese con el amor ideal.

Con el tiempo fuimos teniendo confianza y nos hicimos amigos, pero ahí es cuando uno comienza a conocerse mejor. Si bien él era lo suficiente ingenuo para creer cualquier cosa, no era lo suficiente bueno con sus pares. Cuantas mas experiencias compartíamos, mas veía aquellas acciones dañinas hacia los demás, mentiras y falta de respeto por sobretodo para aquellos que él llamaba amigos. Yo no fui la excepción.
Podría numerar y detallar cada situación en donde sus acciones fueron rompiendo los lazos, pero el recordarlas no son necesarias para mi relato, solo traería disgustos para todos. Sus malas decisiones me dejaban un sabor amargo y una decepción. A lo largo del tiempo estas se fueron acumulando y lograron destapar mi peor lado. Solo agregare que hace medio año dejamos de ser amigos, pero él no lo sabe.

Desde allí comenzó todo. Luego de haberlo pensado bastante, 6 meses atrás empezó mi plan de venganza. Durante el tiempo que dudaba de mis malas intenciones y fraguaba ideas, sus malas acciones me llevaban con mayor precisión al camino oscuro. No mentiré ni me esconderé detrás del orgullo, sé que mis acciones no son buenas pero también sé que cada cual obtiene lo que se merece y yo trato de que eso suceda.
Como cada plan que ideo, me asegure de que nadie lo supiese; ni siquiera aquellos amigos cercanos. No podía permitir que esto salga a la luz y que se arruinara todo. Hice un pequeño mundo de mentiras para todos a mi alrededor.

Con el paso de los meses seguí mi gran farsa de amistad para llevarla a su máximo exponencial. Fui añadiendo algunos detalles: mensajes de cariño, abrazos amigables, palabras dulces y hasta amorosas. Así este pobre chico convertido en mi nueva victima, logro desinhibirse, sentirse cómodo a mi lado e ir mostrando su confort. Ahora él podía estar a solas conmigo sin nervios, se animaba hablar sin tartamudear y correspondía a las muestras de afecto sin dudar. Hemos llegado a compartir la cama, a dormir con total libertad. Y ese fue el comienzo de su trágico destino.

Una mañana templada, luego de una noche de descanso a su lado, decidí llegar al gran final. Acurrucados cuerpo a cuerpo, con la sobras de la cama a nuestros costados, nuestras manos dibujaban en la espalda del otro. Mostrando su predisposición hacia mis actos continué avanzando con pequeños besos en las mejillas.
Ese fue mi momento, mi punto sin retorno. Era mi pase libre al camino del éxito, era tiempo de actuar o abandonar por completo mi arduo trabajo de los meses pasados. Y con un simple movimiento, tomé mi decisión.

Un beso insípido para mi, una mentira de ilusiones para él.

Allí estaba él, con su mano temblorosa digiriendo lo ocurrido. Yo, calculando mis próximas palabras para su desmoronamiento emocional.

La mañana termino con mi partida despreocupada de la cama, seguida por los pasos de sus pequeñas dudas y su voz llena de incertidumbre. Estas dudas nos acompañaron en la noche estrellada, con un cuestionario de su parte con su niño indefenso a la cabeza. En los días que le siguieron mas dudas salieron a la luz, todas fueron respondidas con mi manojo de mentiras.

Ya ha pasado otro mes y mi venganza esta completa. Este es el momento del fin donde ya no necesito mentirle, donde él descubre la verdad. Aquel plan que idee creo que con éxito lo logre.
Como dije anteriormente, este chico dejo de ser sin duda una amistad. Todo lo malo que me ha hecho quedara en el tiempo olvidado junto con nuestra amistad. Sin embargo para su desgracia, al ser mi venganza exitosa, él no podrá borrar lo que ha ocurrido. No podrá olvidar aquel sueño deshecho, las mentiras dichas, ni mi presencia en los actos. Su deseo de amor en su primer beso fue arruinado.

Esa ha sido mi venganza y esa será su cruz. Mi imagen embustera que lo acompañara a lo largo de su vida; con su recuerdo del beso ilusionado, de un cariño de mentiras.

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